Llegan los primeros informes de gobierno de los alcaldes de la Zona Metropolitana, que, sin duda, mostrarán algunos avances, pero también evidenciarán unas deudas pendientes con la sociedad, arrastradas desde administraciones anteriores y a las que no le han dado la cara.

Lluvias

No es un secreto para nadie que, en esta temporada de lluvias, las calles y avenidas se han convertido en verdaderas albercas olímpicas. El agua ha perjudicado a cientos de habitantes de la zona metropolitana, inundando lugares donde antes no ocurría y desbordándose en los mismos puntos que, durante años, han sido señalados como zonas de riesgo. Sin duda, ningún alcalde o alcaldesa ha logrado resolver este problema que se ha vuelto severo.

Violencia

En cuanto a la violencia, mientras las autoridades insisten en sus optimistas estadísticas que indican una disminución en los homicidios, hechos como los multihomicidios, dobles homicidios y otros actos violentos desmienten o contradicen esas cifras.

La violencia no se limita solo a los homicidios. Son numerosos los casos de robos en diversas colonias, donde a los ciudadanos les arrebatan desde lo poco hasta lo mucho que poseen, y muchos prefieren seguir con su vida antes que perder tiempo denunciando. Frente a los multihomicidios, las cifras positivas de las autoridades resultan ser una burla cruel.

Desaparecidos

Respecto a los desaparecidos, ya no solo se registran por la noche; ahora ocurren a cualquier hora del día y en cualquier lugar: plazas, domicilios, negocios. Y nadie, absolutamente nadie, hace lo suficiente. Nadie detiene ni previene estos casos, lo que evidencia que la vigilancia es insuficiente, pues cuando estos “levantones” suceden, curiosamente no pasa ninguna patrulla y la respuesta de apoyo tarda demasiado.

Las autoridades ven a los colectivos como enemigos, como si ellos fueran responsables de las desapariciones, cuando en realidad son madres, padres, hijos y familiares que, arriesgando sus propias vidas, buscan, encuentran y regresan a casa a cientos de víctimas de este delito que parece no tener fin.

Llegan los informes de gobierno y, seguramente, estos tres temas no estarán entre sus prioridades para informar a la sociedad. Lo peor es que no se atreverán a reconocer esta pesada deuda con la ciudadanía.