La Región Valles de Jalisco ha vivido a la sombra del crimen organizado. No solo es el rancho de exterminio en Teuchitlán, donde la policía municipal no pudo haber desconocido lo que pasaba ahí; también son campamentos de entrenamiento y muerte, como en el municipio de Ahualulco, en esa sierra que lo une con Ameca.

Tres corredores hacen de esta región uno de los lugares más valiosos para la delincuencia que ha coptado a policías y dependencias completas.

Iniciaron con siembra de narcóticos, después con el robo de gasolina, luego con la aparición de narcocampamentos, a donde seguramente han llegado a parar cientos de personas reportadas como desaparecidas, muchas “levantadas” y otras con promesas de empleos bien pagados. Esto no es nuevo, y los archivos policiacos lo demuestran.

Lo de Teuchitlán es el último clavo en la cruz. Pues ya había sido abandonado y mal revisado el ya famoso Izaguirre Ranch, y sino fuera por los colectivos, este “habría pasado de noche”, como muchos otros lugares que son abandonados “a medio trabajar”.

Jalisco es la principal zona de desapariciones en México. Aquí llegan jóvenes atraídos de otros estados de la República, con la falsa promesa de un empleo muy bien pagado. Hasta colombianos han sido enganchados.

Las ofertas aparecen en redes sociales sin que las plataformas regulen o supervisen está grave situación. Pasa a la vista de todos, menos de las policías cibernéticas, que no hacen lo que les corresponde.

Y sino me cree que en la región Valles el crimen ha hecho de la zona su mejor territorio, recordemos un video que Mural publicó hace unos 10 años, donde menores y adultos eran hechos explotar con dinamita en puntos montañosos.

Esta zona de corredores, por donde se puede mover de todo y llegar de un punto a otro de manera rápida, le dan ese plus que la autoridad sabe y conoce, pero que ha desatendido, dejado solas a las corporaciones de seguridad, coptadas y rebasadas de todas formas por la delincuencia ahí instalada y sin ganas de moverse ni un centímetro.

Cuántos campos más de exterminio podrían encontrarse en la zona, la región y el Estado? El problema es querer localizarlos y afrontar las consecuencias de un grave problema que el sexenio pasado prefirió omitir al hacer creer que en Jalisco, no pasaba nada.